Y aquí estoy, donde comencé.
Después de ingerir aquella sustancia, mi cerebro comenzó a
funcionar de un modo totalmente distinto. Contaba con aptitudes comunes y
corrientes, podía patear un balón jugando al soccer, también sumar y
multiplicar al momento de hacer pagos en la tienda de la esquina. Lo diferente
estribaba en la manera de ver las cosas… literalmente. De un momento a otro, sin
ser muy abrupta la evolución, empecé a
ver auras de colores alrededor de algunos objetos. La confusión ofuscaba mi mente
justo al comienzo del cambio. No prestaba atención a nada que no fuera un
brillo color magenta, verde, azul celeste o cualquier otro que pudiera
presentarse.